GUÍA PARA INTOLERANTES A LA LACTOSA

Nutrición

Guía para intolerantes a la lactosa

  • Entre el 50% y el 70% de españoles tienen la capacidad de seguir produciendo lactasa durante la etapa adulta
  • Muchos intolerantes pueden digerir hasta un vaso de leche al día

Fuente: El País

Muchos consumidores optan por comprar, en el supermercado, los productos que lleven la etiqueta “sin lactosa”, teniendo la concepción de que este azúcar natural de los lácteos es dañino. Sin embargo, la lactosa no tiene ningún efecto dañino más que para aquellos que sufren intolerancia y, además, no todos los lácteos contienen este disacárido.

Durante el periodo de lactancia, el intestino produce lactasa, una enzima que divide la lactosa de la leche en dos azúcares -glucosa y galactosa- para que el organismo la absorba. Con el paso del tiempo se pierde la capacidad para producir lactasa, sin embargo, muchos adultos en Europa siguen produciendo dicha enzima pudiendo aprovechar los nutrientes de los productos lácteos durante toda la vida.

¿Por qué en Europa y no en otros lugares?

La intolerancia a la lactosa durante la etapa adulta predomina en poblaciones con raíces asiáticas, amerindias y africanas. En las comunidades dedicadas al pastoreo, la leche animal era un alimento imprescindible; por este motivo, las personas que se beneficiaban de ello tenían una mutación genética que hacía que su intestino delgado siguiera produciendo lactasa durante la etapa adulta. La mayoría de la población española –entre el 50% y el 70%– sigue produciendo lactasa en la fase adultas al ser descendientes de aquellos pastores.

A pesar de ello, el porcentaje de población restante deja de producir lactasa durante las fases juvenil y adulta. Según la información facilitada por la Fundación Española del Aparato Digestivo, los intolerantes pueden consumir “hasta 12 gramos de lactosa administrados en una única toma (equivalente a un vaso de leche). Esta cantidad se puede incrementar si la ingesta de lactosa se fracciona a lo largo del día, o si se acompaña de otros alimentos”.

Cómo diferenciar el azúcar natural de la leche de los añadidos

La ley general de etiquetado de los alimentos contempla que todos los tipos de azúcares, indiferentemente de la procedencia, deben expresarse en la tabla nutricional del etiquetado de “azúcares”. Esto dificulta la diferenciación entre el azúcar añadido de los naturales, esenciales para la función cerebral.

Esta ley exige que los productos que contienen “uno o varios azúcares añadidos y uno o varios edulcorantes añadidos” han de llevar la mención “con azúcares y edulcorantes” junto al nombre de venta del producto.