Leche para prevenir el déficit de yodo

Leche para prevenir el déficit de yodo

 

  • Las bebidas vegetales contienen solo un 2% del yodo total que proporciona la leche
  • La carencia de yodo es la principal causa prevenible en el mundo de lesión cerebral del feto y del lactante y del retraso del desarrollo psicomotor en los niños

 

FUENTE: EL INDEPENDIENTE

 

El consumo de leche de vaca ha disminuido en la última década alrededor de un 25%, en parte debido al auge de las bebidas vegetales. Médicos y nutricionistas, cada vez más preocupados por esta tendencia, inciden en la necesidad de introducir en la dieta tres lácteos al día.

 

En este marco, un nuevo estudio publicado en el British Journal of Nutrition ofrece una razón más para beber leche de vaca, pues asegura que el consumo de bebidas vegetales puede generar un déficit de yodo. Como recoge ‘El Independiente’, los investigadores de la Universidad de Surrey han examinado 47 bebidas vegetales (soja, coco, almendras, avena, nueces y cáñamo, entre otras) y han concluido que la concentración de yodo en estas bebidas es insuficiente y llega aproximadamente al 2% de lo que proporciona la leche de vaca.

 

Yodo, vital para el desarrollo de bebés y niños

Mucha gente no está al tanto de la necesidad vital de este mineral y que las bebidas vegetales no consiguen sustituir el aporte necesario”, afirma Margaret Rayman, profesora de Medicina Nutricional en la Universidad de Surrey.  Esto es aún más importante para mujeres embarazadas o las que estén planeándolo, ya que el yodo es necesario para el funcionamiento de la hormona tiroides, parte esencial del desarrollo del cerebro del feto.

La OMS considera que la carencia de yodo es la principal causa prevenible en el mundo de lesión cerebral del feto y del lactante y del retraso del desarrollo psicomotor en los niños pequeños, asociándose también a este problema el cretinismo, enanismo, sordomudez, abortos y malformaciones congénitas, retraso del crecimiento o deterioro intelectual.

Un vaso de una bebida vegetal aporta aproximadamente dos miligramos de yodo, una proporción muy pequeña de la recomendación diaria, que es de 150 miligramos. Durante el embarazo, además, esta recomendación sube a 200 miligramos al día.