El sector lácteo, pilar fundamental en las economía rurales

 

El sector lácteo, pilar fundamental en las economía rurales

  • Un pilar esencial en la economía española: factura 13.000 millones de euros al año, genera 60.000 empleos directos y está conformado por 23.000 ganaderos
  • España es hoy el octavo mayor productor de leche de vaca de Europa y el segundo mayor productor de leche de oveja y cabra

 

Fuente: Euroganadería

Ganaderos, cooperativas e industrias lácteas se unen para luchar y detener la pérdida de valor a lo largo de su cadena producida por la fuerte presión de la distribución y el imparable aumento de los costes. Una situación que ha dibujado un escenario complicado y que requiere de grandes esfuerzos de todos los agentes, pero principalmente de la Administración, de los puntos de venta y los consumidores para garantizar su viabilidad económica y social.

La Federación Nacional de Industrias Lácteas (FeNIL) y la Organización Interprofesional Láctea (INLAC) recuerdan la importancia de este sector a través de las cifras: la cadena de producción, transformación y comercialización (vacuno, ovino y caprino) factura 13.000 millones de euros al año y genera más de 60.000 empleos directos, y contamos con más de 23.000 ganaderos.

Oveja

Todas las asociaciones lácteas están comprometidas en seguir trabajando duro para garantizar un futuro digno para la actividad. Hoy indispensable para la economías, el empleo rural, así como  para combatir la despoblación, mantener los paisajes y prevenir los incendios forestales. Las dimensiones del sector lácteo son extraordinarias. En España se recogen más de 8,23 millones de toneladas anuales de leche, principalmente de vaca (el 88,1 %), de oveja (6,1 %) y de cabra (5,8 %), según datos del MAPA (2019).

El 90,3 % de la leche de vaca se produce en ocho comunidades autónomas: Galicia (39,1 %), Castilla y León (12,5 %), Cataluña (10,2 %), Andalucía (7,8 %), Asturias (7,7 %), Cantabria (5,9 %), Castilla-La Mancha (3,7 %) y Navarra (3,4 %). El resto de las regiones concentran el 9,7 % restante de la producción. Mientras que, en relación con el número de ganaderos con entregas, los principales activos profesionales se ubican en Galicia (55,65 %), Asturias (12,74 %), Cantabria (8,63 %), Castilla y León (7,62 %), Andalucía (3,91 %) y Cataluña (3,45 %).

El 42 % de la leche cruda de vaca recogida en España se utiliza para consumo directo; el 17 % se transforma en queso de vaca y, el 13 % en leches acidificadas y nata, en cada caso. La mantequilla (6 %) y las leches concentradas (6 %), completan los usos.

 

También es importante considerar al sector ovino conformado por 3.000 ganaderos y el caprino, con 4.600. Ambos muy extendidos en zonas despobladas y con especiales dificultades, y una industria agroalimentaria que opera tanto en estos segmentos como en el de los derivados lácteos de gran trascendencia económica.

España es hoy el octavo mayor productor de leche de vaca de Europa por detrás de Alemania, Francia, Reino Unido, Holanda, Italia e Irlanda. Es el segundo mayor productor de leche de oveja, por detrás de Grecia, y también el segundo en leche de cabra después de Francia. El sector lácteo es innovador que quiere seguir apostando por la excelencia y el liderazgo en beneficio de productores, comercializadores, medio ambiente y consumidores.

 

Iniciativas y cooperación conjunta

Las organizaciones lácteas son defensoras de los ganaderos, cooperativas y fabricantes del sector. Entre las iniciativas que desarrollan para apoyarlos se encuentran las vinculadas al bienestar animal, al cuidado y protección del medio ambiente, a la I+D+i, a la promoción de los beneficios de los lácteos entre los consumidores, a la vertebración sectorial y, de forma muy particular, en la lucha contra los bulos y fakenews que ponen en duda, sin rigor científico, los beneficios de los productos lácteos y como consecuencia confunden al consumidor.

En conjunto, debemos seguir cooperando estrechamente, sector y Administración, para responder a retos como la economía verde y circular, la nueva PAC del futuro, la volatilidad de los mercados, las restricciones proteccionistas en terceros países, la adaptación y mitigación de los efectos del cambio climático, el escaso valor actual del producto.